Artículo original
Electroencefalografía en tiempos de COVID-19. Electroencephalography at the time of COVID-19.
VOL 29 Nº 2, 2020
doi: 10.46997/revecuatneurol29200014
El electroencefalograma (EEG) es de gran utilidad diagnóstica en la evaluación de pacientes neurológicos, no solamente en personas con epilepsia, sino también en aquellos con encefalopatías focales o difusas de origen estructural, tóxico, metabólico o infeccioso [1]. Por tratarse, en la mayoría de los casos, de un procedimiento que puede ser programado sin mayor urgencia, la pandemia de SARS-CoV-2 ha condicionado una reducción considerable en el número de EEGs realizados [2]. De hecho, una encuesta realizada en 206 centros neurofisiológicos en Italia, demostró una reducción en las tres cuartas partes de EEGs realizados en dichos centros a partir de abril del presente año [3]. Además de dicha reducción, los pacientes con infección demostrada por SARS-CoV-2 fueron sometidos aún menos a este procedimiento diagnóstico que aquellos no infectados. Prácticas rutinarias durante la práctica de un EEG, tales como la hiperventilación, han sido dejadas a un lado en muchos centros debido al riesgo de contagio al personal que está realizando el examen.