Artículo original
Ambientes Saludables en la Infancia Temprana. La clave para el desarrollo de Funciones Ejecutivas Healthy Environments in Early Childhood. The key to the development of Executive Functions.
Autor: María Angélica Torres Gómez-Garfias, Nelly Álvarez Araneda, Chestin Cartsens Vásquez, Camila Pozo Pozo, Malen Amancai Muñoz MesaRev. Ecuat. Neurol. VOL 33 Nº3, 2024
Nos gustaría complementar los hallazgos del artículo "Estrés Cotidiano, Funciones Ejecutivas y Rendimiento Académico en Escolares de Primaria" de Armstrong-Gallegos y Troncoso-Díaz, publicado en la Revista Ecuatoriana de Neurología (Vol. 33, No. 1, 2024). En esta línea proponemos añadir la perspectiva de los primeros dos años de vida, entendiendo que es una etapa crítica en este proceso.
El desarrollo cerebral del niño y de la niña es rápido y crucial. Y la nutrición tiene un papel fundamental durante estos primeros años de vida. Los nutrientes que recibe como el hierro, los ácidos grasos como el omega-3 y las vitaminas del complejo B, apoyan procesos importantes como la mielinización y la sinaptogénesis. Estos procesos, a su vez, son claves para las habilidades de las funciones ejecutivas (FE) como la memoria de trabajo, el control inhibitorio y la flexibilidad cognitiva.1,2 Por el contrario, la falta de estos nutrientes puede provocar dificultades a largo plazo en la autorregulación, repercutiendo en entornos sociales y educativos.3 Además, la glucosa, como principal fuente de energía para el cerebro, cuando los niveles en la sangre fluctúan demasiado, pueden tener más dificultad para mantenerse enfocado o controlar sus impulsos, lo cual puede afectar su desempeño y su interacción con los demás.
We would like to complement the findings of the article “Daily Stress, Executive Functions, and Academic Performance in Elementary School Children” by Armstrong-Gallegos and Troncoso-Díaz, published in the Ecuadorian Journal of Neurology (Vol. 33, No. 1, 2024). Along these lines, we propose adding the perspective of the first two years of life, understanding that this is a critical stage in this process.
The brain development of children is rapid and crucial. Nutrition plays a fundamental role during these first years of life. Nutrients such as iron, omega-3 fatty acids, and B vitamins support important processes such as myelination and synaptogenesis. These processes, in turn, are key to executive function (EF) skills such as working memory, inhibitory control, and cognitive flexibility.1,2 Conversely, a lack of these nutrients can lead to long-term difficulties with self-regulation, impacting social and educational environments.3 Furthermore, glucose, as the brain’s primary energy source, when blood levels fluctuate too much, may make it harder for individuals to stay focused or control their impulses, which can affect their performance and interactions with others.