La emergencia de salud pública internacional debido a COVID-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2, exige que los profesionales de salud posean un conocimiento actualizado de esta pandemia.¹ Originalmente se reportó que los síntomas típicos de COVID-19 eran fiebre, tos seca, disnea, dolor de cabeza y neumonía con insuficiencia respiratoria progresiva que incluso puede llevar a muerte;² pero actualmente se sospecha que este coronavirus también puede afectar el sistema nervioso central. Por esto, el objetivo de esta carta es destacar los efectos neurológicos potenciales de COVID-19.

SARS-CoV-2 tiene como receptor a ACE2, proteína transmembrana capaz de unirse a la proteína espícula del virus. Se ha demostrado que ACE2 se expresa a nivel cerebral, habiéndose detectado específicamente en células gliales y neuronas,³ por lo cual constituyen un objetivo potencial para SARS-CoV-2 (Figura 1). En algunos pacientes con COVID-19 también se ha reportado la presencia del coronavirus en el líquido cefalorraquídeo.³ Un artículo en The Lancet Neurology⁴ describe el caso de una mujer china que desarrolló una neuropatía desmielinizante, siendo diagnosticada con síndrome de Guillain-Barré y que, a la vez, fue diagnosticada como positiva para SARS-CoV-2.⁴ Los autores plantean la importancia de investigar si el síndrome Guillain-Barré asociado con SARS-CoV-2 puede seguir un patrón parainfeccioso o es un hallazgo simplemente coincidente.⁴ Por otra parte, un artículo en Radiology⁵ reportó el caso de una trabajadora de aerolínea que consultó inicialmente debido a tres días de tos, fiebre y estado mental alterado, habiéndose encontrado en ella una encefalopatía hemorrágica necrotizante aguda asociada a COVID-19.

La evidencia anterior invita a los profesionales e investigadores en ciencias biomédicas a determinar cuál es el potencial neurotrópico de SARS-CoV-2, para así individualizar el tratamiento en aquellos pacientes con estado mental alterado y con probable compromiso del sistema nervioso central.